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Mitos sobre la leche influyen en su consumo

Quito, diciembre de 2016.- La leche es uno de los alimentos más completos por su alto contenido en calcio y nutrientes que se extienden a sus derivados como el yogurt, queso, mantequilla y otros, pero también es uno de los productos más cuestionados debido a mitos sobre los efectos que produce su consumo en la salud.

Para Alejandro Núñez, asesor médico nutricional Tonicorp, muchos de estos mitos surgen por tendencias creadas en redes sociales debido a dietas, hábitos de alimentación saludable o que su consumo está relacionado exclusivamente con el crecimiento óseo de los niños. “A pesar de las múltiples percepciones que puedan llegar a tener las personas sobre los beneficios de leche, en Ecuador se consume bastante lácteos, convirtiéndonos en el tercer país con mayor consumo de leche a nivel latinoamericano”, señaló el especialista a tiempo de indicar que cada persona debe consumir entre 15 a 17 litros de leche por año.

Beneficios del consumo de la leche

En los niños, aparte de aportar a su desarrollo óseo favorece en las conexiones neuronales y un buen desarrollo en su conocimiento, además el consumo de lácteos, no solo de leche ayuda a mantener los niveles de retención, memoria y concentración.

En el caso de los jóvenes, su consumo se relaciona con la disminución de procesos de estrés y depresión, ya que los lácteos contribuyen a la formación de serotonina y otros aminoácidos esenciales que contiene entre ellos el triptófano, aminoácido esencial en la producción de sueño y placer.

Por su parte, en mujeres embarazadas favorece para la regulación de la presión arterial, incluso disminuye las probabilidades de tener preclamsia y eclampsia. Incluso beneficia al bebé a ganar mejor peso al nacer. En personas de la tercera edad, ayuda a ganar el calcio óseo, a regular la presión arterial y sobre todo los niveles de colesterol y triglicéridos.

Entre los MITOS FALSOS sobre el consumo de lácteos tenemos:

Sólo consumir leche materna

El especialista Alejandro Núñez indica que, si bien en los primeros meses de vida es recomendable que los bebés se alimenten únicamente con leche materna, cuando van creciendo requieren de diferentes tipos de alimentos por lo que se puede incorporar la leche de vaca pasados los 12 meses. “Es importante ofrecer a los menores leche entera pues la grasa que contiene es necesaria para su crecimiento y desarrollo; y les permite asimilar mejor las vitaminas A, D, E y K” señaló el asesor médico.

La leche solo es necesaria en la etapa de crecimiento

Es importante mencionar que la reserva del calcio que obtenemos de los lácteos se acumula en el organismo hasta los 30 años, sin embargo, el calcio no es el único elemento que encontramos en estos alimentos. La leche y sus derivados, consumidos durante toda la vida, contienen una variedad de nutrientes entre los que están efectivamente el calcio que favorece a la formación de los huesos y ayuda a prevenir la osteoporosis y permite reducir los niveles de ácido úrico y bajar el riesgo de la formación de cálculos en los riñones.

Consumir lácteos habitualmente ayuda además a reducir el riesgo de caries dentales pues actúan como sustitutos de la saliva, neutralizando los ácidos orales; ayuda también a la reducción del riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Si tengo gastritis no puedo tomar lácteos

Una persona sufre de gastritis puede consumir lácteos, pero es importante determinar el tipo. Para estos casos, se recomienda evitar la leche entera, pues pese a que tiene un efecto refrescante en el estómago, éste es pasajero y los procesos de fermentación pueden provocar molestias. Las personas que padecen gastritis, pueden consumir yogurt, ya que este producto ha pasado por procesos de fermentación previos que ya no se realizan en el estómago y además posee bacterias positivas como el lactobacillus que es beneficioso para el organismo y coadyuvante en la lucha contra el H. Pylori.

Intolerancia a la lactosa

Existen dos tipos de intolerancia a la lactosa: la natural o primaria y la adquirida. Cuando se ha diagnosticado que la persona tiene intolerancia primaria significa que no produce lactasa y no puede digerir la lactosa, por lo que en estos casos si se recomienda suspender los lácteos. Cuando se trata de una intolerancia adquirida, esta ocurre porque la persona dejó de tomar lácteos y de producir temporalmente lactasa, sin embargo, sí puede consumir lácteos como los yogures, quesos, e incluso leche deslactosada. Una opción también es el consumo de lactasa en forma líquida, en polvo o pastillas para digerir mejor estos alimentos.

Tomar mucha leche engordaAl contrario de lo que se cree, los lácteos permiten bajar de peso de acuerdo a lo confirmado en diversos estudios, así como se ha demostrado que logran prevenir el desarrollo de diabetes. Sin embargo, si nos encontramos en un proceso que requiera disminuir nuestro consumo de grasa total, se recomienda los productos bajos en la misma, pero mantener el consumo de lácteos.

Por ejemplo, una persona que realiza actividad física, que consuma lácteos enteros no tendrá subida de colesterol puesto que la grasa de los lácteos no tiene la propiedad de almacenamiento y formar los rollitos, sino que es de rápida utilización y de esa manera se tiene energía inmediata. Pero, en el caso de una persona sedentaria, que trabaja en oficina y que comienza a consumir lácteos altos en grasa, con una dieta alta en azúcar y no tan equilibrada, será propensa a una elevación indirecta de colesterol que no se deriva de los lácteos.

El consumo de leche produce cáncer

Para el especialista, esta percepción surge a raíz de un estudio que indica que el consumo de leche ocasiona cáncer. Cuando se investigó las razones de esta afirmación, se reveló que dicho estudio fue realizado en leche de pésima calidad, que ocasionó daños a la salud humana. “Se tiene evidencia donde se dice que la leche reduce hasta en un 50% los índices de cáncer tanto de mama, como el cáncer colorrectal, incluso el prostático, versus a una persona que no consuma lácteos, porque la leche contiene factores que participan con efectos anticancerígenos, como el calcio, la vitamina D y el ácido graso linoleico conjugado, que favorecen a tener un efecto anticancerígeno en aquella persona que tenga un buen hábito de consumo de lácteos”, concluyó el doctor Núñez.
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